Era un gato grande que hacia ron, ron,
muy acurrucado en su almohadón,
abría los ojos, se hacia el dormido,
movía la cola, con aire aburrido,
Era un ratoncito, chiquito, chiquito,
que asomaba el morro por un agujerito,
desaparecía y volvía a asomarse,
y hacia un ruido, cri, cri, cri,
con mucho donaire.
Salió el ratoncito, corrió por la alfombra,
que miedo le daba ¡hasta de su sombra!
al dar la media vuelta, sintió un gran estruendo,
y vio los ojos grandes de un gato tremendo,
sintió un gran zarpazo sobre su lomito
y salió corriendo todo asustadito.
Y aquí acaba la historia de aquel ratoncito
que asomaba el morro por un agujerito